Maldivas

Maldivas supone para mí la primera visita al «continente» (aunque sean islas) asiático. Como amante de la playa, del sol, del mar, además supone el incentivo maravillo de la primera vez. Además es el país número 21 que visito. Pero lo más importante, es una nueva aventura. Puedes ver la bichería marina que hemos visto en este post.

Maldivas tiene más de 1000 islas, con lo que la elección de la isla correcta es complicada. Tenemos las más turísticas locales, otras exclusivamente con resorts, con lo que dependerá mucho del plan en el que vayas. Respecto a las turísticas y locales, el problema es que no todas las playas permiten ir de bikini, o mostrar hombros, rodillas, ni tener gestos cariñosos con tu pareja, recordemos que es un país de religión musulmana. Por la contra, las islas de resorts son mucho más permisivas, más exclusivas y más caras. Lo que sigue sin estar permitido ni en estas es el topless.

Después de darle muchas vueltas, y tal y como está la pandemia, decidimos tirar por lo seguro y hacer isla con resort, con todo atado, alojamiento, desplazamientos, excursiones, actividades, etc. Importante el contar con un buen seguro ante cualquier imprevisto. Contratamos todo con Arenatours, la cual está especializada en resorts de Maldivas (y otros destinos). El trato con ellos fue excepcional. Se ponen en contacto para lo estrictamente necesario, a diferencia de otros que puedan estar llamando seguido y seguido. Les comentamos nuestras intenciones y presupuesto y ellos nos enviaron varias opciones, las cuales fuimos revisando, adaptando, etc. para ajustarla hasta lo que queríamos. Unos días antes nos llamaron para indicarnos los requisitos de entrada y salida de Maldivas y España. Su personal nos estaba esperando en el aeropuerto tanto a la llegada como a la salida, y nos facilitó mucho todas las dudas iniciales y los momentos de espera que teníamos. Muy recomendables, sin duda.

Después de unas 11 horas de vuelo desde Madrid, llegamos a Maldivas. El aeropuerto es una isla rodeada de mar. Se une Malé con un puente o con ferry. Al salir del aeropuerto ya lo único que ves es mar, lleno de barcos taxi públicos o privados que están esperando a los turistas. Temporada alta, febrero, tiene mucho movimiento. Nuestro barco sale en breve, vamos rumbo a la isla de Kuramathi, en el atolón Rashdoo, en 1 hora y media más estamos. Hay la opción de hidroavión en 30 minutos, pero más cara.

Al aproximarnos a la isla ya prevemos lo bonito que es, arena dorada, agua azul turquesa y palmeras por todos lados. El primer día lo pasamos en una de las casas sobre el agua típicas de las postales, con su zona privada de hamacas, jacuzzi y salida al mar para empezar a hacer snorkel. Ojo, que ya vemos el primer tiburón, aunque este es de los que no hace daño, se supone…

La cabaña en el agua solo era una noche, y cuando estábamos dispuestos a cambiar para otra habitación más normal, nos indican que nos podemos quedar el resto del viaje aquí, un upgrade gratuito del resort. ¡Increíble! Así estaba de alegría…

Básicamente la principal tarea del día, nada más levantarse, es ir a hacer snorkel. Se ven muchos peces de colores y de varios tamaños. A unos 100 metros de la costa se acaba el coral y empieza una caída pronunciada del fondo oceánico, da impresión verlo en directo, porque pasas de ver fondo a ver casi oscuridad azulada.

La isla es alucinante, cada rincón es sencillamente perfecto.

Hay también un par de piscinas estilo infinito, las cuales están bien para darte un chapuzón mientras tomas algo o endulzarte después de un baño salado en el mar.

Y otros muchos entretenimientos para hacer tu foto más vistosa

Una de las partes más bonitas de la isla es la mítica lengua de arena, también de las postales, donde la arena parece que se adentra en el mar sin casi un fin. Este bello lugar estaba en la parte oeste de la isla, siendo el inicio o final de la misma, según se mire.

La comida es otra de las cosas que me gustó, mucho pescado y mucha variedad vegetariana, pero sin descuidar a los carnívoros y por supuesto, amantes del dulce para los postres, y fruta tropical desde luego.

Como dato curioso, la vida animal nocturna  es fascinante. Es cuando los tiburones salen para alimentarse y lo puedes ver a la perfección. Como un grupo de 3 o 4 tiburones acorralan a bancos de peces pequeños que están esperando en la orilla parece que a ser comidos, ese es su fin… además, detrás de los tiburones también van peces que se aprovechan de la caza de los tiburones para pescar ellos también. Y otro animal que aprovecha el revuelo, pero esta vez desde la orilla, es la garza, esperando al ataque también para coger distraídos a los panecillos.

En otro post subiré fotos y videos de la bichería de Maldivas.

Y no menos impresionante a estas horas de solpor, los murciélagos grandes de Maldivas. Comienza su despertar y el revoloteo de los mismos pasando de árbol en árbol es contínuo, e incluso yo creo que van de isla a isla cercanas, porque más de alguno iba mar adentro, o eso parecía. No tengo foto buena de ellos, pero al ampliar la silueta se distingue.

Maldivas fue uno de los mejores destinos en época covid, en 2020 y 2021. Su separación de islas hace que no estén masificadas y el tiempo hace que la gente disfrute más en el exterior, sin estar encerrada en lugares interiores. Sinceramente, casi te olvidas que existe el COVID, y eso que los trabajadores van con mascarilla, hay gel hidroalcóholico para higiene de manos por todos lados, pero por el resto, todo muy seguro.

Otras curiosidades, en los resorts con el inglés te llega. Aceptan varios tipos de monedas, entre ellos el euro y el dólar. No necesitas dinero metálico, todo puede ir con tarjeta. Tanto el pago en cash como en tarjeta, mejor en dólar por la conversión, siempre que el euro esté más fuerte, claro.

Primera experiencia de buceo. Casi lo dejo 2 veces pero al final fui y una experiencia maravillosa, 63 minutos debajo del agua a 12 metros de profundidad, viendo morenas, tortuga, tiburón, langostas y una infinidad de peces más, no se compara con el snorkel. Lo malo, mi Gopro hero 4 estropeada por causa de la presión, era solo hasta 10 metros. Lo bueno, que sí pude recuperar las fotos y videos para otro post.

A la vuelta, llegamos al aeropuerto a las 4 de la tarde y el vuelo salía a las 10 de la noche, con lo que nos fuimos a dar una vuelta por la capital, Malé. Cogimos el ferry, que cuesta 1 dólar por persona y trayecto que dura unos 10 minutos. Damos un pequeño recorrido y vemos el local market, la plaza de las palomas, la mezquita y un poco de callejeo por cerca del puerto. Unas dos horas en total. Me ha dado la impresión de que hay más motos que personas, impresiona porque todo es moto allí.

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